lunes, 25 de octubre de 2010

Harry mi amado Harry

Hoy nos dejaste... y de qué manera... Yo sé que desde pequeño tu vida no fe fácil. Te trajo a mi casa un amigo, que te había encontrado luego que alguien te había abandonado.

Creo, por el miedo que siempre le tuviste a los carros, te caíste y siempre tuviste tu manito izquierda lastimada. Pero eso no importó. Con amor y dedicación quedaste como nuevo y te llenamos de cariño para que pronto te curaras.

Llegaste a mi vida en el año 2000, y tu energía lleno nuestra casa y nuestros corazones. Siempre peleaste por tu pelota y por tus muñecos.

Aprendiste rápido las palabras clave que mas nos gustaban a ti y a mi: “perrito”, “parque”, “mamá”, “papá”, “pelota”, “muñeco”... también aprendiste a hacer tus cosas en el parque y cuando te quedabas solo no encontrábamos ni una gota de desorden.

Salías como un loco a tu parque, corrías y saltabas como ningún otro perro, porque no existía ningún perro como tú.

Te enfrentabas a todos los de tu raza sin importar su tamaño... defendías tu espacio y fuiste el rey del parque de turno. Aunque uno de esos perros te dio una paliza terrible, volviste a sacar tu fortaleza y esas heridas sanaron tan rápido que ni nos dimos cuenta ni tu ni yo que habías tenido una pelea.

Hiciste lo que quisiste y más de una perrita fue “víctima” de tu energía. Llegó un punto en el que perdimos la cuenta de cuántas habían pasado por tu vida y ahora ni sabemos cuántos hijos dejaste. Aunque ellos no lo sepan tuvieron un gran padre y seguro que son lo que son gracias a tu herencia.

Siempre fuiste el amigo fiel y leal, que en los momentos duros y oscuros, estabas ahí meneando tu cola, dispuesto a escuchar y a dar un consejo con tu simple mirada... tu, no necesitabas palabras para decir lo que sentías... tus ojos lo decían todo, tus ladridos levantaban a cualquier muerto, tus saltos encendían el ánimo.

El final de tu vida estuvo lleno de dificultades. Tu mamita, que es la misma mía te cuidó con abnegación. Los años te pesaron y no pudiste entregar más porque tu cuerpo no te dejó. Pero tu corazón y tu alma querían más vida, derrochabas energía en un cuerpito arrastrado por cuatro patas que ya no daban más y así lo quisieras dar todo no podías....

Eso fue lo más duro de entender... para ti y para nosotros.

Nunca dudes de nuestro amor por ti. Siempre lo tuviste y aún cuando cada uno escogió su camino, había un lazo que nos unía y nos unirá por siempre. Es un lazo de amigos irrompible, inquebrantable, incondicional.

Llegó el día en que teníamos que asimilar que no podías seguir sufriendo. Esperaste a tu hermanito para darle un último abrazo. Sabías que él volvería para despedirse de ti y lo hiciste. Tu corazón lo podía todo. Y una vez más lo demostraste.

Entiende siempre mi Harry que no podía verte sufrir más. Y tu no merecías sufrir más. Tu vida estuvo llena de alegrías y de amor y no era justo verte mal. Viviste y nos hiciste vivir más de lo necesario.

Aunque te juro que daría mi vida por tenerte y poder disfrutarte un puñado de años más.

Hoy te fuiste. Hoy te dejé ir. Hoy tuve tu destino en mis manos. Hoy decidí que no debías sufrir más. Perdóname. Sé que querías seguir viviendo. Pero sé que no de esa manera. Y tu cuerpito no dio más.

Te digo adiós desde lo más profundo de mi corazón. Con un profundo dolor, con la certeza que nada llenará tu vacío. Eras único.

Siempre te recordaré por todo lo que hiciste, por tu amor incondicional que me diste, que nos diste. Te extrañaré toda mi vida.

Gracias por todo mi Harry.

Te dejo un pedazo de oración a un perro que me encontré y que encaja con esta ocasión:

“cuando yo esté viejo, si el SER SUPREMO me priva de mi salud o de mi vista, no me separes de tí..... Mejor quítame mi confiante vida dulcemente y yo te dejaré a sabiendas de que con el último susurro, mi destino fue siempre más seguro en tus amadas manos..."


No hay comentarios:

Publicar un comentario